Consejos clave de psicólogos y psiquiatras para trabajar la gestión emocional en nuestro día a día

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La vida despierta emociones que no siempre sabemos gestionar: ira, tristeza, miedo, felicidad…todas ellas son necesarias. Para entenderlas mejor, hemos hablado con diferentes profesionales que nos traen algunos consejos e información muy interesante.

Vivimos en una sociedad muy exigente,tanto a nivel profesional como personal. Las circunstancias nos demandan ir cada vez más y más rápido, lo cual dificulta que nos paremos a comprobar cómo nos sentimos. Para indagar en la gestión emocional hemos hablado con psicólogos y psiquiatras que nos han hablado de los desajustes hormonales, de encontrar el equilibrio o de regular las emociones.

La gestión emocional puede llegar a ser todo un reto en algunas ocasiones. Hay días que te levantas y lo ves todo negro. Tu pareja no te entiende, el trabajo se te hace cuesta arriba y te preguntas si llevas la vida que deseas. Te sientes triste y te deprimes o, al contrario, saltas y estallas por cualquier contratiempo. Pero al día siguiente amaneces de mejor humor y lo que ayer era un problemón existencial hoy parece una tontería. Es entonces cuando te preguntas: ¿por qué me ocurre esto? Nuestras hormonas y nuestra capacidad para enfrentarnos a las adversidades tienen mucho que ver en ello.

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Cuestión de hormonas

Lapsiquiatra Marian Rojas Estapéexplica cómo algunas de estas sustancias químicas pueden jugarnos más de una mala pasada y, sin embargo, otras ser nuestro rincón de calma con una anécdota. Se metió en un parking y vio que alguien la seguía para robarle el coche, apretó el paso y se fue rápidamente. Estaba de los nervios, le había subido el cortisol, la hormona que nuestro cuerpo produce ante situaciones de tensión para ayudarnos a enfrentarlas, creándonos estrés. Llegó a casa inquieta, pero le tocaba amamantar a su hijo. Al poco tiempo de tenerlo en el pecho, le invadió una profunda sensación placentera: había entrado en juego la oxitocina, una hormona responsable de la salida de la leche y del fuerte sentimiento de apego madre-hijo, que reduce los niveles de estrés.

Encontrar el equilibrio

Las mujeres, desde la pubertad hasta la menopausia, experimentamos cambios en el estado de ánimo provocados por fluctuaciones hormonales continuas y cíclicas (estrógenos y progesterona), que afectan a diversas células del organismo. "En los diferentes momentos del ciclo menstrual varían la cantidad y el tipo de hormonas que predomina en cada fase. Muchas de ellas tienen influencia en el sistema nervioso central, por lo que pueden producir síntomas, generalmente leves, como irritabilidadinestabilidad emocional o tristeza", apunta el doctor Pablo del Sol, adjunto del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Puerta de Hierro Majadahonda de Madrid.

Asimismo, los trastornos de depresión y ansiedad son más frecuentes en mujeres que en hombres, ya que están directamente relacionados con sus cambios hormonales. "Por este motivo, para gozar de una buena salud y un estado de ánimo adecuados es importante que las hormonas se encuentren en equilibrio y no se produzcan desajustes", destaca el doctor Alberto Fernández, secretario de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), que insiste en subrayar que los desequilibrios hormonales son frecuentes y, en ocasiones, insuficientemente comprendidos. 

El desequilibro hormonal del que nos habla el experto llevado al ejemplo podría ser: un déficit de adrenalina, la hormona del estrés, puede provocar depresión, baja motivación, desinterés y apatía. Por el contrario, sobreproducir endorfinas, hormonas que estimulan el placer y tienen un efecto relajante en el cuerpo, puede desencadenar estados de euforia y bienestar.

La ventana de la tolerancia

A parte del papel que desempeñan las hormonas en nuestro estado de ánimo, existe otro motivo que explicaría por qué un día podemos sentirnos profundamente tristes y, al siguiente, de mucho mejor humor. Es el concepto llamado ventana de tolerancia. Se denomina así al límite que tenemos para soportar nuestras emociones sin que se desborden. Dentro de este espacio podemos sentirnos en calma, alerta, con un pensamiento claro, presente, flexible y curioso. Pero cuando cruzamos la línea y 'saltamos por esa ventana', nos activamos en exceso y afloran la ansiedad, el pánico, la impulsividad, la agresividad o los pensamientos obsesivos.

El concepto de la ventana de tolerancia también puede darse el caso contrario, que se produzca un estado de adormecimiento de nuestras emociones que nos provoque baja energía y desconexión. En función de las experiencias vividas en el pasado, podemos afrontar algunas situaciones con ira o, por el contrario, aislándonos.

¿Y ahora qué?

En primer lugar es importante comprobar que tu estado de ánimo no esté alterado por un problema hormonal. "Las causas comunes de su desequilibrio pueden incluir el consumo de algunos medicamentos, tratamientos para el cáncer, malos hábitos (como una alimentación inadecuada), falta de sueño, estrés, una lesión o trauma, entre otras", explica el doctorRaúl Luque, vocal de la SEEN. Unos simples análisis de sangre o de orina pueden determinar los niveles de diversas hormonas en tu cuerpo (reproductivas, tiroideas, suprarrenales…) para ver si están funcionando correctamente.

Por otro lado, es importante tener presente que se puede trabajar el regular nuestras emociones para vivirlas dentro de unos límites razonables. "Esto supone un ejercicio de explorar lo que le funciona a cada uno (pasear, hablar, hacer ejercicio…). En ocasiones podemos sentirnos acorralados por los problemas, pero tras regular las emociones podemos vivirlos desde un punto de vista menos asfixiante y elaborar estrategias para afrontarlos de otro modo", apunta el doctor Pablo del Sol.

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Permítete sentir

Tampoco debemos huir de nuestras emociones ni encasillarlas como 'buenas' o 'malas'. "La tristeza, al igual que el resto de sentimientos, forman parte de la vida, por lo que luchar o evitar contactar con ellas puede funcionar a corto plazo, pero también generar dificultades más serias a la larga", indica el especialista. Permítete conectar y conocer cómo te encuentras cuando estás triste. ¿Necesitas quedarte sola y no hablar con nadie? Adelante. Puedes hacerlo siempre que seas consciente de la diferencia entre estar en casa y abandonarse en ella.

En este contexto, es necesario saber ponerse límites y detectar a tiempo si hemos pasado del autocuidado a la dejadez. Cuando la intensidad de tu malestar se prolongue en el tiempo y afecte a tus responsabilidades, relaciones, rendimiento en el trabajo y capacidad de disfrute será el momento de que solicites ayuda profesional.

Fuente: Marie-Claire.es

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