Hay hijos que, involuntariamente, sostienen emocionalmente a sus padres. En este artículo, hablamos de cómo afecta la dependencia en la relación paterno-filial y cómo trabajar esta dinámica disfuncional.
La dependencia emocional no solo se presenta en las relaciones de pareja, sino que también puede darse en cualquier relación interpersonal. De hecho, no es poco frecuente su existencia entre miembros de una familia, como por ejemplo, de padres hacia hijos. En este caso, hablamos de un tema complejo que puede tener profundas consecuencias psicológicas para ambas personas implicadas.
Los padres que dependen emocionalmente de sus hijos tienden a crear un ambiente de sobreprotección y control que obstaculiza el crecimiento y la autonomía del menor. En paralelo, perjudica su propio desarrollo personal al punto de presentar una perturbadora sensación de despersonalización.
Dependencia emocional de padres a hijos
Generalmente, la dependencia emocional de padres a hijos ocurre cuando los adultos proyectan sus deseos incumplidos en los menores. Así, depositan en ellos un nivel de exigencia excesiva que poco tiene que ver con los intereses genuinos de los hijos.
En estos casos, el adulto intenta diseñar la vida de sus hijos a su antojo y se basa en sus propias necesidades emocionales. De ese modo, toman el control de sus decisiones y asumen la conducción de un coche que no les pertenece, cuando en verdad el asiento que les corresponde es el de acompañante.
Comúnmente, esto se refleja a través de actitudes sobreprotectoras, el control de las acciones o de estrategias de manipulación para garantizar la compañía de los niños. De hecho, no es de extrañar que sientan una profunda angustia cuando los hijos no están en casa, ya que no cuentan con otra fuente de felicidad.
«La dependencia emocional es algo que convierte el amor en un suplicio».
– Jorge Castelló –
Cuando los padres dependen de sus hijos hay consecuencias
Cuando se construyen vínculos con un alto grado de dependencia, los efectos negativos no tardan en aparecer. Las consecuencias pueden ser visibles o más sutiles, pero siempre resultan relevantes para la salud mental y el bienestar integral de ambas partes.
Consecuencias en los hijos
Estos son algunos de los problemas que se pueden presentar en los niños cuando sus padres dependen emocionalmente de ellos:
- Sobrecarga emocional: los hijos pueden sentirse abrumados por la responsabilidad de satisfacer las necesidades emocionales de sus padres. Esto puede causarles estrés, frustración y un cansancio físico y mental significativo.
- Dificultad en adquirir autonomía: es probable que a los niños les cueste establecer límites a sus padres. También, posiblemente se sientan obligados a responder a las expectativas de ellos, en lugar de tomar sus decisiones con relación a su propia vida.
- Dificultad en hacer amigos: cuando ellos se sienten absorbidos por la relación que tienen con sus padres, es posible que les resulte difícil construir y mantener vínculos saludables y estrechos con otros niños.
- Sensación de vergüenza, culpa y resentimiento: al sentirse coartados de su libertad, los niños presentarán estados anímicos inundados por emociones displacenteras. Además, podrán sentirse resentidos por tener que asumir un papel que no les corresponde.
Consecuencias en los padres
Los padres que dependen de sus hijos deberán hacer frente a una serie de inconvenientes:
- Pérdida de identidad propia: esta es una de las consecuencias más graves que cualquier persona con dependencia emocional sufre. Los padres que dependen de sus hijos, a menudo pierden el sentido de sí mismos, pues viven a través de los niños.
- Sensación de ansiedad y miedo a diario: ellos pueden sentirse atemorizados al considerar la idea de que sus hijos puedan distanciarse algún día. Esta alternativa les resulta altamente amenazante, lo que desemboca en una sensación de ansiedad constante.
- Desarrollo de patrones de comportamiento disfuncionales: la dependencia puede llevarlos a adoptar actitudes poco saludables, como la manipulación, la vigilancia y el control, con tal de tener cerca a sus hijos.
- Sentimiento de culpa: si los padres tienen registro de su dependencia, pueden sentirse culpables por no aceptar la libertad e independencia de sus hijos. Sin embargo, la sensación de culpa no siempre resulta suficiente para mermar esta actitud.
Estrategias para trabajar en la dependencia emocional
Afortunadamente, es posible revertir esta situación mediante un profundo trabajo interno por parte de los padres. El tiempo, la paciencia y el esfuerzo son tres componentes imprescindibles para dejar de depender emocionalmente de los hijos. La primera medida que se debe tomar es la de buscar apoyo profesional para trabajar profundamente este asunto.
Por otro lado, es fundamental el desarrollo de los propios intereses y pasatiempos, lo que ayudará a recuperar la propia identidad y a potenciar la autoestima y la sensación de autoconfianza. A su vez, resultará benéfico para construir o reconquistar vínculos con otros familiares, amigos o parejas. De esta manera, el bienestar se distribuirá en varias relaciones interpersonales, lo que permitirá aminorar la dependencia hacia los hijos.
Fuente: Eres Mamá