Qué significa crecer con una madre no afectiva y qué consecuencias tiene

n una reciente entrevista, Francesca Neri hablaba de la complicada y dolorosa relación con su madre anafectiva. “Me pregunté muchas veces por qué no me quería”, contaba la actriz italiana en un programa de televisión.

Pero, ¿qué significa realmente crecer con una madre que no es capaz de trasmitir amor y seguridad? Con la ayuda del doctor Franco Merlini, psicólogo y psicoterapeuta de Humanitas Psico Medical Care, hemos intentado entenderlo mejor.

¿Qué es una madre anafectiva?

“Al hablar de madres anafectivas no debemos pensar en culpabilizaciones ni estigmatizaciones de género”, aclara el psicólogo y psicoterapeuta Franco Merlini. “Primero tengamos en cuenta que la mayoría de las vicisitudes inherentes al amor materno se producen principalmente en un área de inconsciencia de la que creo poder excluir cualquier forma de voluntad personal de la madre. También habría que considerar la cuestión de la relación de la mujer con lo femenino en su conjunto, los roles sociales, familiares, culturales y, no menos importante, su relación con el hombre -en el caso de una pareja heterosexual-. Sin embargo, en la base suele haber vivencias personales complejas o un pasado emocional particularmente difícil sufrido por la propia madre y, a su vez, por la madre de esta”.

Generalmente, cuando hablamos de madres anafectivas hablamos de madres incapaces de transmitir amor, de manifestar sus propias emociones y, por tanto, incapaces de empatizar. “Esto hace que el niño no se sienta entendido y mucho menos correspondido en sus necesidades afetivo-emocionales", afirma el psicólogo. ”Un aspecto grave, porque el niño se queda sin el alfabeto emocional que le servirá para interpretar su propio mundo interior, con graves repercusiones en las relaciones con los demás. Esto no impide que estas madres estén muy atentas ‒incluso ‘demasiado’‒ a las necesidades corporales y ambientales del niño".

En general, las madres anafectivas rechazan las manifestaciones de afecto como los abrazos y las caricias, están ausentes y pueden volverse agresivas o manipuladoras. El chantaje inconsciente que subyace en la relación con los hijos puede llegar a ser “si no te comportas como yo quiero, haces que me sienta mal”.

Estudios sobre el vínculo afectivo

Un estudio de 2012 titulado Emotional Relationships between Mothers and Infants analizaba las diferentes investigaciones que a lo largo del tiempo han examinado los procesos que se producen en las primeras fases del apego entre madre e hijo, demostrando en qué medida la disponibilidad emocional de la madre durante los primeros años de vida del niño es un prerrequisito fundamental para su crecimiento.

Entre las investigaciones analizadas figura el estudio titulado Effects of maternal unavailability on mother-infant interactions publicado en Infant Behavior and Development. El estudio destaca que los bebés de 4 meses se angustian más durante un silencio materno que durante la separación física da la madre, lo que sugiere que la falta de disponibilidad emocional de la madre puede tener efectos más preocupantes incluso que la ausencia.

La investigación Mother’s presence is not enough: Effect of emotional availability on infant exploration publicada en Developmental Psychology, indagaba en los efectos de tener una madre anafectiva desde el punto de vista de los hijos que, por propensión natural, buscan en ella un apoyo. Las investigaciones han demostrado que la falta de disponibilidad emocional de la madre puede tener importantes repercusiones incluso en la capacidad del niño para sentir curiosidad y explorar el mundo. En otras palabras, la relación con una madre anafectiva puede limitar fuertemente la propensión del niño a abrirse a los demás y desenvolverse en la sociedad.

¿Cuáles son las consecuencias de tener una madre anafectiva?

Más allá de los resultados que se desprenden de los diferentes estudios científicos, se ha demostrado que crecer con una madre incapaz de expresar amor y mostrar al niño una disponibilidad afectiva significa crecer sin lo que constituye un alimento fundamental para el desarrollo emocional. “A veces las consecuencias de ciertas carencias las encontramos, no por casualidad, en los distintos tipos de trastornos alimentario”, precisa el doctor Merlini, “desde la anorexia hasta la bulimia”.

En general, los efectos negativos en los niños (futuros adultos) pueden ser diferentes, como la baja autoestima, el miedo al abandono, la incapacidad para amar, la insatisfacción con los propios logros y, como reacción, la rigidez relacional, la culpa y la obsesión.

“Es evidente que muchas madres anafectivas son esencialmente madres deprimidas y, aunque no lo reconozcan, son los niños los que sufren las dramáticas consecuencias: tristeza, aislamiento, falta de vitalidad y espontaneidad, miedos relacionales, fobias y obsesiones”, explica el psicoterapeuta. “Sin embargo, no desarrollan una depresión real. De hecho, no tienen que enfrentarse a una pérdida, a un abandono real, a la violencia o a la negligencia física, sino que se vuelven muy parecidos, si no idénticos, a sus madres. Es decir, el niño se encierra en un nido”.

¿Qué consecuencias puede tener en el vínculo afectivo en la edad adulta?

Según Freud, el vínculo entre madre e hijo es tan fuerte que influye necesariamente en las futuras relaciones de amor del individuo. En otras palabras, según esta teoría, el vínculo con la madre se toma inevitablemente de ejemplo como prototipo de las demás relaciones de amor. 

Si así fuera, ¿qué repercusiones tendría en las relaciones futuras la relación con una madre anafectiva? Aunque cada individuo es un caso individual y no se puede generalizar, la falta de disponibilidad emocional de la madre puede predisponer a la dependencia afectiva: al no haber podido disponer del amor de la madre, el individuo podría verse abocado a depender emocionalmente de otra mujer. 

Tener una madre anafectiva puede tener importantes repercusiones también en la vida adulta de una mujer, condicionando fuertemente sus relaciones interpersonales. El riesgo para una niña que ha crecido sin el amor de su madre suele ser desarrollar comportamientos basados en el deseo de complacer a los demás en lugar de complacerse a sí misma. No solo eso, también se corre el riesgo de buscar parejas que se comporten de forma similar a la madre, es decir, con una fuerte tendencia a criticar, juzgar o, en el peor de los casos, al abandono.

Aunque puede dejar cicatrices profundas, crecer con una madre anafectiva no significa tener que renunciar a la posibilidad de una vida satisfactoria caracterizada por relaciones estables y sanas.

El primer paso importante es reconocer que se ha sufrido una carencia y dejar a un lado el sentimiento de culpa. Aunque es cierto que los hijos de madres anafectivas crecen con la convicción de no merecer el amor materno, cuando llegan a la edad adulta es esencial que reconozcan que ellos no tienen la culpa de esa falta de afecto.

Artículo publicado por Vanity Fair Italia y traducido por Isabel Escribano Bourgoin. Acceda al original aquí.

Fuente: Revista Vanity Fair

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