No hay frases mágicas, pero en ocasiones relativizar pensando en ciertos datos puede ayudar a reflexionar
POR ANA MORALES8 de febrero de 2023
Padecer ansiedad por el futuro o simplemente anticipar situaciones pensando de forma negativa que algo malo va a pasar es algo que ocurre con frecuencia. Pero que suceda de forma bastante generalizada –cada vez más– no significa normalizar un sentimiento que nos resta energía e impide vivir el momento presente. Intentar controlar estos pensamientos negativos sobre cosas que pueden pasar –o que a lo mejor nunca ocurrirán– no es fácil, pero como persona que suele pensar por anticipado todo, últimamente he escuchado en boca de diferentes personas una afirmación que me ayuda a controlar esa mezcla de estrés/miedo por el futuro.
La mayoría de las cosas malas que pensamos no llegan a ocurrir
Pero nos restan energía. Así me lo explicó la psicóloga Brenda de la Peña, CEO de la plataforma de psicología online Combrensión. “El 90% de nuestras preocupaciones nunca llegan a ocurrir, pero el sufrimiento que se origina alrededor de ellas es totalmente real. Casi nadie ha recibido unas enseñanzas que le permitan decidir cómo usar su mente, sino más bien todo lo contrario. La educación basada en el control, que se denomina estilo de crianza autoritario, da lugar a vivir en una constante y frustrante ilusión de control, cuya manifestación más habitual es la presencia casi ininterrumpida de pensamientos intrusivos, que son aquellos que aparecen sin ningún control de la mente consciente e imposibilitan el estado de flow”, explica la experta. Y precisamente tener en mente este dato me ayuda en cierta medida a relativizar y a pensar que poco (o nada) gano pensando que algo va a salir mal.
Los ¿y sí…? nos impiden disfrutar de lo único tangible
Hacer conjeturas sobre cosas que pueden ocurrir en el futuro puede ser un caso aislado, pero cuando el clásico pensamiento de ¿y sí…? se produce de forma constante se configura un patrón de sobrepensamiento que impide disfrutar de lo único que tenemos: el presente. No es fácil, pero tal y como explica el psicólogo José Elías, “para disfrutar del presente es necesario vivir conscientemente en cada momento, o el mayor tiempo posible. Pero desafortunadamente en la mayoría de las ocasiones estamos con nuestro pensamiento lejos de donde está nuestro cuerpo, y esa disociación físico-psicológica no nos permite gozar de acontecimientos maravillosos. Y todo esto hace real esa frase que hemos escuchado muchas veces: ‘Vivimos lamentándonos por el pasado, preocupándonos por el futuro y no disfrutando el presente’. Y el presente es lo único que tenemos”.
Ocuparse sí, preocuparse no
Preocuparse significa ocuparse anticipadamente de algo. Y tal y como explica la psicóloga Pilar Guerra Escudero, la preocupación lleva a la inactividad y la ocupación a la reacción, a la búsqueda de posibles soluciones. “La capacidad de ocuparse de estos sucesos que frustran es una habilidad que gozan las personas funcionales, las que tienen capacidades de afrontamiento, y se ocupan en resolver los conflictos en el momento en el que estos ocurren. Preocuparse es el polo opuesto y tiene que ver con el desasosiego, la inquietud y el temor por algo que consideramos negativo”. Aunque la teoría no siempre es fácil de llevar a la práctica, cuando los pensamientos negativos por el futuro me impiden pensar en el presente, intento tener en cuenta otra gran frase leída en el libro No es lo mismo, de Silvia Guarnieri y Miriam Ortiz. “Cuando elegimos ocuparnos las conversaciones de posibilidad generan emociones mucho más positivas porque nos sentimos con capacidad para resolver los problemas de nuestro día a día. Al actuar, además, las preocupaciones tienden a desaparecer. La acción es el mejor antídoto para el estado de ánimo preocupadizo”.
Fuente: Vogue.es